Tacones: ¿sí o no?
Buenas a todos, hoy vamos a dejados unos consejos sobre el uso de tacones con motivo de la proximidad de las fiestas de Navidad, en las que los usaremos con más asiduidad. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que tanto el uso excesivo de tacones, como que éstos sean muy altos, son prejudiciales para nuestro organismo.
Los mujeres, para vernos guapas y elegantes usamos tacones altos, ya que nos realzan la figura y las piernas, pero debemos de tener en cuenta que esto no puede llevar a sufrir varios tipos de lesiones.
Según los expertos, andar sobre tacones altos desplaza el cuerpo hacia delante y con esto, se desplaza también nuestro centro de gravedad, obligando a los dedos y al antepié a soportar todo el peso, provocando dolor y daño en estas extremidades.
Desde el punto de vista de la Fisioterapia, el uso de zapatos con tacones altos no sólo afecta a las articulaciones del tobillo y pie, sino que también provoca graves consecuencias en el resto de las articulaciones del cuerpo desde las rodillas y caderas hasta la columna vertebral, así como a nivel muscular.
Problemas derivados del uso de tacones
Los problemas que pueden aparecer en el pie son debidos a la presión excesiva que se produce en el antepié y posición extrema de las articulaciones implicadas. Siendo además de los típicos roces, la aparición de durezas e incluso “hallux valgus” (juanete). Además, los zapatos estrechos en la parte delantera hacen que los dedos tengan menos espacio, sobreponiéndose unos encima de otros y generando a la larga los “dedos en garra”.
Otro problema añadido, es que con la posición del pie, provocamos un acortamiento del tendón de Aquiles y la musculatura posterior de la pierna (gemelos y sóleo). Dicho acortamiento aumenta debido a la inclinación que tenemos que soportar al caminar y por lo tanto, dichos músculos tienen que trabajar de forma mucho más intensa de lo habitual para mantener el equilibrio y no caernos.
Los problemas no quedan ahí, sino que debido a que nuestro cuerpo está conectado mediante cadenas musculares existentes, la tensión pasa a la parte posterior de muslo (músculos isquiotibiales) hasta llegar a la musculatura de espalda y cervicales.
Es importante señalar y para entender mejor la tensión que se produce en la cadena muscular, que ésta cadena muscular posterior ya está sometida a tensión, debido a que es la que mantiene la postura en posición de pie, por lo que le añadimos un ‘plus’ de tensión con los tacones y como consecuencia un aumento de la hiperlordosis lumbar por acortamiento, por lo que la columna dorsal y cervical deberá de hacer las compensaciones necesarias para contrarrestar ese aumento de curvatura…. De ahí, posibles lesiones musculares como son contracturas y acortamientos, entre otros.
También se ven implicadas nuestras articulaciones y por tanto se asocian problemas en ellas. El pie se mantiene en flexión máxima, y como consecuencia, nuestras rodillas y caderas deben de flexionarse ligeramente para poder compensar y no perder el equilibrio. Ésto tiene como desenlace una alteración en la movilidad, provocando una degeneración más rápida y como consecuencia, una artrosis precoz en cualquiera de ellas.
La base de apoyo del pie está reducida a la vez, por lo que aumenta el riesgo de torceduras y sufrir esguinces por la inestabilidad generada por el zapato o incluso por un trabajo muscular inadecuado y por tanto perdamos el equilibrio, ya que los músculos están sometidos a más tensión de la habitual, y éstos también pueden fallar por fatiga u otro motivo, y de esta forma producirse una caída.
Hay otro problema habitual y es la afectación del correcto funcionamiento del sistema venoso, por lo que pueden aparecer varices. Esto se produce porque los músculos ya están siendo sometidos a una tensión no habitual y excesiva, y viéndose alterada la forma natural del andar y por tanto un mal retorno venoso.
Son los músculos los que facilitan que la sangre vuelva por las venas al corazón, por lo que hay mayor tendencia a retener sangre en las piernas, aumentando la presión venosa y la aparición de varices y retención de líquidos (edema).
Recomendaciones cuando se usen tacones
Como ya hemos visto, las consecuencias del uso de tacones pueden evitarse si no los utilizamos de manera habitual, sino un día eventual para asistir a una fiesta o reunión, pero cuando regresamos a casa y volvemos a la vida cotidiana, nos calzamos con tacones más bajos o calzado adecuado para el pie.
Otra recomendación importante es que el calzado no sea tan estrecho, ya que así se evita que los dedos se inmovilicen y no se monten unos sobre otros. La punta debe respetar la forma rectangular de los dedos del pie. Cuánto más alto y estrecho es el calzado, peores son las consecuencias que ocasiona.
Elegir un zapato de buen material, para que el pie no nos sude en exceso es bueno para nuestra piel, así como elegir el zapato con algo de plataforma, ya que ésta neutraliza una parte de altura del tacón. Si dicha plataforma es elástica, facilita más a la hora de caminar y absorbe mejor los impactos contra el suelo. Las que son muy gruesas y rígidas obligan a caminar de una forma antinatural.
Dentro de los zapatos se pueden poner juaneteras, plantillas protectoras para la almohadilla plantar o protectores para rozaduras antes de empezar el día. Recuerda que es mejor prevenir que curar.
Los zapatos totalmente planos tampoco son del todo buenos, por lo que se recomienda que el zapato tenga algo de tacón, no más de 3-4 cm, ya que ayuda al despegue del pie durante la marcha.
Por tanto, no uses tacones muy altos y si es así, evita caminar con ellos todo el día, pues tendrán consecuencia en la postura y en las estructuras osteomusculares, provocando lesiones.
¿Qué conclusión sacamos de estas observaciones?
No consiste en eliminar todos nuestros zapatos de tacón, pero si utilizarlos con moderación. Las consecuencias nombradas pueden aparecer si se hace un uso excesivo de tacones. Os damos a conocer los riesgos y efectos que pueden provocar en nuestro cuerpo si se usan con demasiada frecuencia y si debemos anteponer la moda y la belleza ante nuestra salud. Por otro lado, no existe un «zapato ideal», pero debemos tener en cuenta las características básicas para proteger nuestros pies y nuestro cuerpo.
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